sábado, 21 de mayo de 2011

La mesa de la esquina

Foto: El Divan, de Pablo Ruiz Picasso (1899)

Aprendí a mirar al mundo detrás de una máscara, sentada en una mesa del local de la esquina, mientras saboreaba cada noche un Martini con ron y azúcar. A los diecisiete, decidí pasarme allí horas enteras observando las vidas de los clientes pasar, captando las imágenes que cambiaban ante mis ojos, enfocando cada historia, cada detalle en las conversaciones entre sábanas.

Muchas tardes de lluvia sentía la necesidad de contar al vecino de la mesa de al lado que Miguel y María se habían reconciliado después de una tonta discusión en aquel semáforo; que el pequeño Luís aprendió a mantener el equilibrio en su bicicleta y cruzó todo el paso de peatones sin caerse; que Elena estuvo una hora esperando en la esquina de enfrente a alguien que no apareció; que don Manuel se había roto la cadera después de tropezar con el bordillo de la acera; incluso que Fátima había dado a luz en plena calle con la ayuda de la ambulancia.

Historias, vidas, melodías, recuerdos, vivencias fantásticas y reales que alimentaban mi afán por escribir, por vivir, por soñar, por sentir y contar que el mundo lo forman pequeños millones de mundos que nos hacen únicos. A pesar de nuestro trabajo, ya sea de noche o de día; a pesar de tener que abrir las piernas en horas convenidas o de abrir las persianas a las nueve en punto de la mañana.

Con tan sólo prestar atención y apretar el botón de la cámara en el momento justo, sin moverse, junto a aquella mesa del local de la esquina. Y ver las imágenes pasar.
 
MSM (texto para un concurso de la UOC y el Museo Picasso)

No hay comentarios: