lunes, 1 de octubre de 2007

LO QUE PODRÍA HABER SIDO


Pudiste verme la otra noche
en sueños intensos e interminables;
entre rosas y claveles me abrazaste,
con una orquídea entre tus labios me besaste.

Cogí tu helada mano y entre mis pechos la puse;
oíste el compás de la música en mi corazón
que latía por todo aquello que hacer no pude.
Aquella razón irrazonable
que me invadía el pensamiento
con todo lo que por tí vivo
y todo lo que por tí persigo y muero.
Te postraste en mi regazo
y sentí tu alento en mis pies;
juntos cabalgamos
entre fantasías y recuerdos,
sintiéndonos atrapados en medio
de tormentas, terremotos y viejos huracanes.
Pero lejos de este suntuoso encuentro
de mis ojos lágrimas se desvanecieron
y, con ellos, tu negro pelo rocié;
aún sin quererlo, a un arcoiris
tus bellos ojos almendra le regalé.
Y allí me quedé sola,
cual estatua postrada en el suelo,
esperando a que aparecieras en mis sueños
una vez más, sólo una vez más.

Pudiste verme la otra noche
en sueños intensos e interminables;
sólo quedaban pétalos de rosa, un clavel
y una orquídea marchitada en tu boca.

26.03.00