jueves, 30 de junio de 2011

Ya llegó!


Y con él, las terracitas de los bares, las sombrillas en la playa y las conversaciones al aire libre en nuestro punto de encuentro; los despertares calurosos con el alba sonronjándonos las mejillas y abriendo nuestros párpados perezosos. Con él volvieron las noches de luna llena contando estrellas y buscando constelaciones de otro mundo inalcanzable que nos espera en el más allá; los mojitos y las caipirinhas con sabor a país salsero, olor racial y ruido pegadizo; las sonrisas de los más pequeños en los parques, en las piscinas y en los campamentos de montaña. Con él también la pasarela de cuerpos perfectos e imperfectos (pero orgullosos) dejando huella en una arena que espera todo el año para ser marcada; los viajes a destinaciones deseadas y desconocidas que esperan con los brazos abiertos el afán de los viajeros ansiosos por perderse ellos en lugar de su maleta; los atascos y las aglomeraciones en los llamados puntos turísticos, los picnics familiares delante de la caravana destartalada del abuelo con el toldo que no cae ni que le parta un rayo; las fiestas mayores de todos los pueblos de la comarca y la ruta del bacalao por cada una de ellas.
Y, cómo no, con él llegó el calor, la desconexión total y el deseo de que se pare el tiempo en el calendario mirando al horizonte de un paisaje escogido o impuesto, ¿qué más da? ¡Por fin llegó el verano!

MSM