lunes, 28 de noviembre de 2011

Por algo se empieza


Hay que estar al día. Y eso pasa por tener un perfil 2.0 en algún lugar de la extensa red que nos envuelve. Así que, para aquellos que necesiten un empujoncito, les recomiendo este libro, el último de mi tutora del taller de escritura: Natalia Gómez del Pozuelo. ¡Un buen regalo para Navidad!

Sinopsis:

"Por dónde empiezo 2.0" es un libro ameno y sencillo que te ayudará a decidir qué presencia quieres tener en las redes sociales y te guiará paso a paso para conseguirlo en unas pocas horas.

Si trabajas por cuenta ajena o eres profesor, consultor, escritor, diseñador, pintor, arquitecto, estás jubilado, eres freelance, fontanero, electricista o de cualquier otro gremio, o tienes un pequeño comercio y todavía no tienes claro cómo posicionarte en las redes sociales y/o sacarles rendimiento profesional, ¡este es tu libro!

En muy poco tiempo puedes tener un buen posicionamiento en las redes sociales para:
■Que te encuentren con facilidad para temas profesionales de tu interés.
■Dar la imagen profesional que desees.
■Estar al día en nuevas tecnologías y aprovechar todas las oportunidades que éstas brindan.
■Compartir experiencias y aprendizajes con otras personas.

Internet ha revolucionado la vida a nivel personal, pero sobre todo a nivel profesional. Industrias enteras están modificando su modelo de negocio como consecuencia de ello, y cualquier persona que trabaje tiene que tener una presencia en la red si quiere progresar.

Hoy en día la pregunta ya no es si estás en la red o no. Muchas veces aunque no quieras tu nombre allí aparece y es cuestión de elegir cómo quieres estar y dónde quieres estar, además de saber aprovechar todo su potencial.

MSM

martes, 15 de noviembre de 2011

Un personaje



Doña Beatriz, Betty para los amigos, rondaba los cien pero aparentaba cincuenta. De acuerdo, exagero. Parecía que tuviera ochenta, pero su espíritu joven la alejaba de cualquier estereotipo de abuelita cebolleta. Apenas medía metro cincuenta, y su sugerente curvatura de lo que hoy llamamos chepa dejaba entrever que, de joven, había sido una moza con una buena planta. Igual que esas piernas terriblemente arqueadas que siempre me pregunto cómo la aguantan, y que de pequeña la hicieron campeona de saltos regional. Quién lo diría. Su larga melena canosa recogida en dos moños de la señorita Pepis, uno a cada lado, tenían la tarea de contrastar esa poca altura a la vez que sus zapatos de marca con cinco centímetros de tacón.

Porque eso sí, Betty no se estaba de nada, su estilo “elegante” y peculiar lo traía de serie desde que asomó la cabecita a este mundo: medias de colores o con dibujos, faldas de todos los tamaños y estilos, pantalones pitillo, piratas y tejanos, blusas e incluso tops con escote de pico, abrigos de visón y chupas de cuero, sombreros y tocados. Sin olvidar un sinfín de esas joyas rococó heredadas de su abuela con las que decía que se iría a la tumba. Literalmente. Como dice la canción y ella misma cantaba: “Antes muerta que sencilla”. No había día que no estuviera en boca de las discretas abuelas del barrio, que la apodaban Betty Boo. Pero a ella le entraba por una oreja y le salía por otra (además de que estaba un poco sorda). Siempre decía que no vivía de esos chismorreos, así que no perdería ni un segundo de la poca vida que le quedaba en lidiar con esos “rinocerontes recalcitrantes”, como las llamaba.

Un espíritu libre al que la vida había golpeado como a un tentetieso y a la que no había conseguido derribar.

MSM

domingo, 6 de noviembre de 2011

Inicio idílico


Negro azabache se volvieron las hojas aquel otoño dorado. Bicicletas sin ruedas se apoyaban olvidadas en el puente de mis amores, que atraviesa el río de la alameda, allí donde cada tarde la esperaba. Mi memoria apenas alcanza donde llega la vista de aquella mi querida aldea: con su pedregoso campanario, confesor de todo lo que en el valle pasaba; con su sol de mediodía, que daba color a los corazones desaforados en los días de primavera; con su gente entregada, que llenaba cada hora del visitante con una sonrisa. Ahora que me voy acercando lentamente con mi inseparable automóvil de ganga al inevitable destino, sólo quiero quedarme con los buenos momentos vividos hace tantos años en este idílico sitio, cuando iba a beber con los peces del río porque me ahogaba la sed.

MSM

Nota: ejercicio del taller de escritura