domingo, 12 de diciembre de 2010

Confesiones de una adicta (capítulo 3)


Adicta a mis miedos, a mis frustraciones, a pensar que nada llega, a creer que todo acaba.
Adicta a lo que los demás piensen mientras me juzgan por todo lo que hago o desmiento.
Adicta a tus llantos en noches de luna llena, que me alertan que algo malo pasa.
Adicta a los gritos de la gente que me sorprenden en tardes de paseo y olvido.
Adicta a los golpes que me impongo por no llegar a donde mis pasos querían.
¿Y qué clase de adicción es esta?
Ni yo misma lo sé, ni yo misma lo entiendo, ni yo misma me conozco.

MSM