lunes, 10 de enero de 2011

Mi querido juguete


Ayer volví a la infancia, a aquella maravillosa época en la que nada importa, en la que todo vale, en la que en todas partes hay preguntas. Aquellos anhelados años a los que muchas noches sueño con volver. Volver a jugar con mis juguetes, mis queridos juguetes. Y volar: Barbie, Ken, Nancy, las cocinitas Playmobil, el osito de peluche, el bebito que come, el suzuki todoterreno, la bicicleta de tres ruedas, el disfraz de Blancanieves...

Y lo hice a través de unos trazos digitales (los mejores de 2010), de una historia deliciosa dirigida a los más pequeños, y a los más pequeños que todos llevamos dentro. Toy Story 3 continua dibujando una fantástica historia de amistad entre los mismos juguetes y entre los juguetes y su dueño. Woody, Buzz Lightyear, el señor y la señora Potato, el tiranosauro Rex... muestran la tierna y tan importante relación que se establece entre un niño y sus juguetes. Aunque el niño crece y va a la universidad, sus juguetes siguen ahí, en el desván o en manos de otros niños que los cuidarán igual de bien. Pero nunca se olvidan.

"Mi querido juguete" siempre crece con nosotros, aunque nuestro pequeño yo se vaya. Pero bien es cierto que nuestro pequeño yo nunca se va, siempre nos acompaña, e incluso en los momentos menos pensados.

Nunca dejemos de ser niños, saquémoslo siempre que nos de la gana aunque los otros nos miren mal, juguemos con los más pequeños y volemos con ellos; soñemos con ellos; imaginemos con ellos. Nuestra Toy Story siempre estará ahí para echarnos una mano.

MSM