jueves, 8 de marzo de 2012

En la superfície


Mirada oscura, tez morena. La niña se fue de la mano de aquel extraño que olía a muérdago. Sin pensarlo dos veces empezaron calle abajo paralela a la avenida de los disgustos esquina con confusiones. Con su muñeca de fieltro en la mano, miraba a la gente pidiendo ayuda, a ver si alguno de los transeúntes esquivos se percataba de su llamada de socorro. Mientras, la madre la esperaba impaciente a la salida del colegio, lejos de cualquier pensamiento negativo que pudiera robarle la alegría del momento. A la deriva, la niña se fue de la ciudad por voluntad inpropia. La madre buceó sin rumbo durante horas, evitando subir a la superfície. Hasta que, por fin y sin aliento, el despertador la hizo subir. La niña estaba plácidamente dormida en su habitación.

MSM