domingo, 13 de marzo de 2011

Una experiencia DIRferente


Para una servidora, a quien ir al gimnasio se la antoja a estas alturas una adicción y una necesidad, probar otros lugares donde descargar adrenalina siempre está bien. En esta ocasión, y gracias al Pack Carnet Jove de La Caixa, tuve la oportunidad de gozar de una experiencia religiosamente diferente: probar un gimnasio DIR por primera vez. Y eso que hace años que oigo hablar de ellos, paso por delante e incluso me he apuntado a sus ofertas de trabajo. Sabía que era una filosofía, una manera diferente de hacer ejercicio y que tenía su peso en el sector (lo que se traduce en gimnasios espectaculares).

Y espectacular era lo que yo vi el viernes por la tarde, en comparación con mi tan querido gimnasio de mi pueblo: una entrada moderna, con cinco recepcionistas (¡cinco!), pantallas de colores donde pasaban letras anunciando horarios, promociones, etc, pantallas de plasma con videos, las chicas de los altavoces cuales "chicas Renfe" recordando las siguientes clases... Y el recepcionista que me compañó a la entrada, me explicó un poco cómo funcionaba el gimnasio y me indicó los vestuarios. Aquí se abrio el cielo: cientos de taquillas situadas en grupos, formando hileras como una biblioteca y dejando espacio en bancos donde cambiarte. Además de enormes tocadores a lo 'celebrity' con secador en cada espejo y silla. ¡Alucinante!

Cuando pregunté cómo cerrar la taquilla (necesitaba un candado que no tenía), la señora de la limpieza (creo) me acompañó a las salas de clase y allí esperaba el profesor de Body Attack con el que entablé una pequeña agradable conversación. Y tan majo fue, que me hizo una rápida visita a las instalaciones: dos salas de fitness inmensas, dos salas enormes de clases dirigidas y la más apretadita para Spinning/Cycling. Increíble. Pero más increíble fue cuando después de clase, me fui para las duchas y... a parte de que había muchas, tenían puertas, eran individuales, con gel, jabón y acondicionador en cada una. Me sentía como en un probador pero, en lugar de probándome ropa, quitándomela.

Y bueno, después de esta grata y DIRferente sorpresa que realmente me encantó, debo decir que donde esté mi querido gimnasio con sus dos recepcionistas, sus piscinas, sus salas, sus vestuarios con seis duchas sin puertas y su gente, que se quite todo lo demás.
Que por cierto, las piscinas del DIR no las vi... Señal que tendré que volver.

MSM   

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