miércoles, 11 de mayo de 2011

Sabor, sabor


Entré por la puerta y se abrió ante mí otro mundo, otro país, otra cultura. Me quedé alucinada con aquella cálida atmósfera, aquella ténue luz, aquellas figuras a modo de Buda que me dieron la bienvenida al pasar por un pequeño puente de madera que había en el local. Un local enorme, con diversos niveles, velas en cada mesa, almohada de colores, plantas y árboles que rodeaban los diferentes caminos que se dividían hacia cada espacio. Espacios diversos con mesas típicas y sillas, o bajitas y cojines para recrear como comen allí, en aquel país que daba medio nombre a donde fui.
Con la boca abierta estuve todo el rato, además de para comer, inspeccionando cada rincón de aquel mágico lugar, parando atención en los clientes que entraban (algunos de ellos selectos; como nosotros, por qué no?), fijándome en los divertidos y sonrientes camareros que nos atendieron durante la cena.
Una cena llena de sabores, esencias, colores, olores. Y buena compañía, por supuesto.
Todo un descrubrimiento. Os lo recomiendo: Thai Garden.

MSM

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