Y se unieron por los pies,
sus almas al revés.
Las colinas, los trasiegos,
los labriegos de entremés.
Cuántas copas van y vienen,
los manteles se entretienen
entre risas y secretos
de una eterna juventud,
que da paso a una vejez
que de viruela tiene poco
pero sí de espíritu, lo sé.
Y en el último mes,
de un año convulso que
regala bombas y atentados
a inocentes por doquier,
no perdamos la esperanza
de que la vida es bella
a pesar de su crudeza
y que hay que vivirla
aunque sea del revés.
Hoy empieza el deseado
calendario de adviento
con una brisa de cava
y nueces que os ofrece
esta loca enamorada
de la vida y de su gente,
porque aunque hagan daño
es seguro que duele,
pero también a cada uno
lo suyo le llegue:
a cada reina su corona,
a cada payaso su circo.
Y aquí seguimos.
Pidiendo salud.
Pidiendo amor.
Dando mimos.
Dando guerra.
Dando sopita de la buena.
MSM
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